Pues nada, ya esta, ya se acaba. Esto parece ser el final del, por ahora, mejor curso desde que estoy en el colegio, y muy difícilmente mejorable, por cierto.
Me da pena pensar que ahora nuestros caminos se separan, para tomar direcciones muy diferentes. Caminos de gente que me ha cambiado la vida. Caminos de gente a la que estoy eternamente agradecida por todo lo que han hecho este año, porque si, porque a la gente a la que pertenecen esos caminos la conozco desde hace solo un año, o incluso menos: un curso.
Pero que curso... Un curso en el que daban ganas de levantarse a las ocho de la mañana solo para ver a tus compañeros, un curso en el que se podía decir lo que se pensase, sin miedo al "¿Qué dirán?", un curso en el cual, confieso, a día 8 de Septiembre me daba pánico entrar, y del que ahora, a día 20 de Junio no quiero salir.
Evidentemente, quiero terminar la ESO, porque ya era hora. ¡Qué cuatro años más largos! Pero yo no estoy triste por acabar esta etapa. Yo estoy triste por separarme de esta clase, que mas que una clase, parecía una familia, en la que yo he tenido 23 hermanos y una madre postizos mejores de lo que cualquiera podría desear.
Cierto es que el año que viene, la base de la clase de letras va a ser la misma, pero con bajas e incorporaciones, así que no, no sera igual.
Pero como todo en la vida, esto se acaba, y no quería irme sin deciros adiós... O quizás en este caso debería decir "Hasta luego", porque algo así no puede terminar tan rápido.
Nos imagino a todos dentro de 20 años, algunos casados y hasta con hijos, diciéndoles a nuestras respectivas parejas: "Cariño, esta noche te toca a ti cuidarlos, que yo me voy de cena con los Letreros", que nos miren con cara rara, y que estemos orgullosos de ello, porque esto solo lo entendemos nosotros.
En fin, voy a terminar ya, que me enrollo cual persiana, y así no se puede.
Que gracias por todo chicos, que no encontrare nunca a un grupo como vosotros. Podrán ser mas divertidos, mas guapos, mas listos, pero nunca como vosotros, y que no nos voy a olvidar en lo que me resta de vida.
Ah, y, lo dicho: ¡Hasta luego Letreros!
viernes, 25 de julio de 2014
martes, 24 de junio de 2014
Para un ídolo
Hey, Guaje, que no, que tu has sido, eres y serás mucho mas grande que esto.
Si bien es cierto que este final no lo desearía nadie, también lo es que podría haberte salido peor, y eso lo saben muchos.
Que esos 97 partidos y esos 59 goles no te los va a quitar nadie, al igual que a nosotros nadie nos podrá arrebatar, por mas que quieran, esa preciosa estrella colocada encima de nuestro escudo, la cual, no se te olvide, en gran parte conseguimos gracias a ti.
Vas a hacer una cosa: vas a creerte lo que les dices a los medios como algo mecánico cuando pasas por la zona mixta: que es "una nueva etapa" y sobre todo, vas a afrontarla con ganas, no recordando este dolorosamente amargo final, y créeme cuando te digo que así es como vas a conseguir que allí te quieran con la misma fuerza con que aquí te recordaremos siempre.
Gracias por todo Villa.
Atentamente:
Una adoradora mas.
Si bien es cierto que este final no lo desearía nadie, también lo es que podría haberte salido peor, y eso lo saben muchos.
Que esos 97 partidos y esos 59 goles no te los va a quitar nadie, al igual que a nosotros nadie nos podrá arrebatar, por mas que quieran, esa preciosa estrella colocada encima de nuestro escudo, la cual, no se te olvide, en gran parte conseguimos gracias a ti.
Vas a hacer una cosa: vas a creerte lo que les dices a los medios como algo mecánico cuando pasas por la zona mixta: que es "una nueva etapa" y sobre todo, vas a afrontarla con ganas, no recordando este dolorosamente amargo final, y créeme cuando te digo que así es como vas a conseguir que allí te quieran con la misma fuerza con que aquí te recordaremos siempre.
Gracias por todo Villa.
Atentamente:
Una adoradora mas.
viernes, 11 de abril de 2014
Mi Mundo. 1º Premio Concurso Literario
Miro una hoja de papel
y veo un mundo. Mi mundo. Ya sea blanca o esté plagada de pequeños cuadrados
azules, en ella veo reflejadas las cosas más peregrinas y dispares: desde
unicornios, notas musicales o vestidos de princesa, hasta lagrimas que
contienen mis más secretos agobios.
Al principio son algo
abstracto, algo volátil, y parece que al cerrar el cuaderno van a desaparecer,
se las va a llevar el viento como a las palabras no plasmadas… Pero pronto mi
mano agarra el bolígrafo y comienza a escribir, sin previo aviso e
inconscientemente, hasta que todas aquellas ideas etéreas van tomando cuerpo en
forma de letras de tinta azul.
La imaginación me
desborda, los conceptos se me agolpan en la cabeza, cuando poco antes estaban
más que escondidos, reticentes a salir. Palaras que no era consciente de que
sabia, o incluso que no era consciente de que existían, afloran poco a poco
para aportar su granito de arena y aclarar las formas que mi mente ha creado
sobre la hoja.
Las manos me duelen, me
clavo las uñas de la fuerza con la que agarro el bolígrafo, los brazos se me
entumecen, pero no puedo parar, no debo… Tengo miedo de que esas imágenes cada
vez más nítidas desaparezcan de mi cabeza, y de que las muchas palabras antes
desconocidas que me han sido reveladas vuelvan a su lugar de origen, sea cual
sea éste.
Lentamente, las ideas
quedan vertidas sobre el papel, como quien derrama un bote de tinta indeleble
encima de una camisa blanca: dejan una marca que ya nadie podrá borrar.
Mis unicornios ya tienen
ese perlado cuerno; mis vestidos, telas suaves y ligeras; mis notas musicales,
unidas por fin, tienen una armonía para materializarse; y mis angustias ya lo
son un poco menos, porque comparto su peso con el papel que ahora las alberga.
Mi mano derecha redice
la velocidad y la fuerza con la que agarra el bolígrafo. Ya no está ansiosa por
plasmar nada, porque el grifo se ha cerrado. Nuevas y lustrosas ideas,
renovadas, ocupan mi cerebro, pero no tienen ganas de salir. Están latentes
porque saben que el turno de ahora se ha acabado, pero no están rabiosas porque
también son conscientes de que tarde o temprano tendrán su momento de gloria,
al igual que sus compañeras, que, ya plasmadas, tienen lo único que les faltaba
cuando estaban en su forma etérea: una forma material.
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